Los continuadores de la explotación fueron Catalina Vallori Florit y su yerno Antonio Cirer, conocido con el mote de “Toni Ramis”, abuelo del actual propietario. Ella, Catalina Vallori, fue una emprendedora de la época, ya que pasó de trabajar en la casa a ser la propietaria. La hija de “Toni Ramis”, Francisca Cirer y su yerno Matias Llabrés, modernizaron las instalaciones de la bodega y, actualmente, rige la bodega su hijo Pere Antoni Llabrés Cirer, siendo la cuarta generación dedicada a la elaboración de vino.